Desde que Thomas Alba Edison, le proporcionó “luz” a la humanidad inventando la ampolleta, este objeto tecnológico ha sido utilizado durante generaciones hasta nuestros días.
Con los acontecimientos que vive la sociedad actual, como el Calentamiento Global, problemas ambientales, y principalmente crisis energéticas, que afecta de manera significativa a nuestro país; es que mencionaré la innovación de este objeto tecnológico.
Cada día más personas están incorporando simples pautas de conducta en sus hogares, las cuales permiten avanzar en importantes materias energéticas, ya sea utilizando otras fuentes de energía, como por ejemplo: los paneles solares, o simplemente, adquiriendo productos más eficientes, y más económicos energéticamente, como lo son, las ampolletas ahorro de energía.
Podemos decir que una ampolleta es eficiente, cuando la mayor proporción de la energía la consume para producir luz, y no para generar calor. Por lo tanto, la principal diferencia, entre una ampolleta clásica y una de ahorro energético, es que la última genera la misma luz que una ampolleta normal, disminuyendo significativamente el consumo y la cantidad de calor traspasada al ambiente.
Las ampolletas normales (incandescentes y halógenas) gastan aproximadamente un 90% de la energía en producir calor y sólo un 10% en generar luz. En cambio, las de ahorro energético, convierten la mayor parte de la energía que consumen en luz y no en calor. Esto significa que iluminan lo mismo, pero gastan menos electricidad y además su duración es mayor, por lo tanto son más eficientes.
Subirse a un banquito, sacar una ampolleta antigua y cambiarla por una “eficiente”, significa ahorrar miles de pesos en la cuenta de la luz.
Si esta se vuelve global, se necesitaría producir menor energía y con ella la construcción de menos represas o emitir menos CO2 a la atmósfera.
Alumna: Valentina Fuentes C.
Curso: 1º Medio “J”
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